LAS ZORRAS TIENEN MADRIGUERAS Y LOS
PÁJAROS NIDOS
En aquel tiempo, mientras iban de
camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: "Te seguiré a donde quiera
que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los
pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la
cabeza". A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió:
"Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó:
"Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de
Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero
despedirme de mi familia". Jesús le contestó: "El que empuña el arado
y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios". (Lc 9, 57-62)
Jesús ha tomado la firme determinación
de subir a Jerusalén. Va pasando por Samaria, predica y anuncia el reino de su
Padre, cura enfermos y expulsa demonios. Por el camino encuentra a tres
posibles vocaciones a ser sus discípulos. El primero se ofrece a sí mismo, al
segundo Jesús lo llama y al tercero se ofrece. El primero se siente impactado
por la Palabra de Jesús. ¿De qué les había hablado?
"Decía a todos: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida
por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo
entero, si él mismo se pierde o se arruina? Porque quien se avergüence de mí y
de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su
gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles."(Lc 9, 23- 26)
"Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que
vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos;
pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»"(Lc 9, 57- 58)
Este hombre había sido impactado por las palabras de Jesús. Tenía muy buenas
intenciones, seguir a Cristo a donde quiera que fuera. Jesús no lo rechaza, le
dice sus condiciones para seguirlo: “las
zorras tienen sus guaridas y la aves tienen sus nidos, pero el Hijo del hombre
no tiene donde reclinar su cabeza.”
¿Qué es lo que le pide? Qué abandones las guaridas de las zorras
y los nidos de las aves. En las guaridas de las zorras hay carne apestosa,
huesos secos, pedazos de cuero. Los nidos hacen referencia a los infantilismos
y a los emocionalismos. La carne hace referencia a una vida mundana, pagana,
vida de pecado. Hay que dejar de ser niños para orientar la vida hacia Dios
como personas maduras, dejando la búsqueda de intereses personales. Porque el
Hijo del Hombre no tiene ni una piedra para recostar su cabeza. Es decir no
tiene tiempo ni para comer, ni para descansar. No hay tiempo para tomar vacaciones
o para ir por sus aguinaldos o para irse de compras, el Reino de Dios lo absorbe
en todo. ¿Quieres este tipo de vida? Parece que hasta allí llegó este
candidato.
A otro, Jesús le dijo:
"Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir primero a
enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los muertos
entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios". El padre no había
muerto, quería tiempo para reclamar herencia. Deja que los muertos entierren a
sus muertos, es decir los que pelean herencias. Lo tuyo es el Reino de Dios que
está por encima de los muertos, de las herencias y todos los apegos. Jesús le
puso condiciones como para que no se hiciera su discípulo. Lo que implica
dejarlo todo para seguir a Jesús. Este otro parece que se echó para atrás.
Otro le dijo: "Te seguiré,
Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia". Jesús le contestó:
"El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de
Dios". El Reino de Dios está por encima de la Familia, de papá, mamá,
hermanos, hermanos y familiares. A Dios hay que amarlo por encima de todo y de
todos. Jesús pone el ejemplo tomado de los campesinos: “El que empuña el arado
y mira hacia atrás, no me sirve.” Se desvía a izquierda o a derecha, pierde su
orientación. La izquierda es el totalitarismo y la derecha es el conformismo: “Hacer
lo que otros dicen y hacer lo que hacen los demás, ninguno de los dos realizan
al hombre. Este otro parece que tampoco
siguió a Jesús.
Pablo nos va hablar de ese camino
que no desvía: "Ellos mismos cuentan de nosotros cuál fue nuestra entrada
a vosotros, y cómo os convertisteis a Dios, tras haber abandonado los ídolos,
para servir a Dios vivo y verdadero,"(1 de Ts 1, 9) Abandonar el
totalitarismo y al conformismo para caminar: "fijos los ojos en Jesús, el
que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía,
soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono
de Dios. Fijaos en aquel que soportó tal contradicción de parte de los
pecadores, para que no desfallezcáis faltos de ánimo."(Heb 12, 2- 3)
Ser discípulos de Jesús pide
aceptar su Enseñanza para llegar a ser como él: hijo de Dios, hermano de los
hombres y servidor de todos. El que escucha su Palabra y la obedece es portador
del amor de Dios y del Espíritu Santo que está en el corazón del discípulo ( cf
Rm 5, 5) Acepta pertenecer, amar y servir a Cristo toda su vida, y no solo para
un par de años. Es Ministro de la Nueva Alianza y vive en la Pascua de Jesús:
en su muerte y en su resurrección. Vive y está en un proceso de conversión,
disminuyendo a su propio ego y creciendo en Cristo (Jn 3, 30) Para que pueda decir
con Pablo: “No vivo yo, es Cristo el que vive en mí, y la vida que ahora vivo
la vivo de mi fe en Cristo Jesús” (cf Gál 2, 19- 20) Para el Apóstol Cristo vive
en su corazón (Ef 3 17) Y desde dentro lo guía, lo conduce, lo enseña y lo transforma.
Es su Salvador, su Maestro y su Señor.
El discípulo de Jesús es aquel o
aquella que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica (Lc 8, 21) Acepta
la voluntad de Dios y se somete a ella, por eso hace de su vida un “sacrificio
vivo, santo y agradable a Dios” (Rm 21, 1) Porque está en comunión con Cristo
puede decir juntamente con su Maestro: "Entonces dije: ¡He aquí que vengo -
pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu
voluntad!" (Hb 10, 7)
La voluntad de Dios es que creamos
en Jesucristo, su Hijo y nos amemos unos a los otros, como él nos amó a
nosotros (cf 1 de Jn 3, 23) Creer en Jesús para un discípulo es confiar,
obedecer, amar, seguir y servirlo y hacer de Jesús el centro de nuestra vida
para al mismo tiempo rechazar todo lo que sea incompatible con el Reino de
Dios: “Huyan de la corrupción para que puedan participar de la Naturaleza
divina (2 de Pe 1, 4) La tarea del discípulo es despojarse del traje de tinieblas
y revestirse de Jesucristo, el Hombre Nuevo en justicia y en santidad (Rm 13,
12-14, Ef 4, 24)
El discípulo de Jesús es conducido
por el Espíritu Santo, por eso se hace hijo de Dios (Rm 8, 14) y sí es hijo, es
también heredero, con Cristo de la herencia de Dios (Rm 8, 17)
Gracias señor Jesús por habernos
elegido para conocerte, amarte y servirte en esta vida, y después la vida
eterna
Publicar un comentario